¡Cuídalo! Vale más de lo que piensas

Carlitos era un niño travieso y juguetón, por lo cual, cada zapatilla que se ponía no duraba mucho tiempo. Pero, tenía un par de zapatillas azules que cuidaba con recelo, las utilizaba sólo en salidas importantes para no ensuciarlas, ni envejecerlas y así poder lucirlas delante de todos sus amiguitos, la pregunta era: ¿Por qué tanto cuidado a esta zapatilla?

 

La madre de Carlitos manifestó que su padre  le había regalado esas zapatillas y cada vez que se las ponía esperaba que su progenitor se sintiera contento.

 

Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios.Romanos 12:1 (NVI)

 

Carlitos amaba a su padre y seguramente muchas veces tuvo ganas de ensuciarse con las zapatillas puestas, pero cada vez que pensaba en su padre cambiaba de parecer.

 

Algo parecido debería pasar con nosotros, el Señor espera que cuidemos nuestra santidad así como Carlitos cuidaba sus zapatillas, temiendo que se pueda ensuciar, buscando que nuestra vida sea del agrado para Dios. La palabra “santo” viene de la palabra griega “hagios” que significa “consagrado o apartado para Dios” Es decir, al agrado de nuestro padre.

 

“Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria”Isaías 6:3

Decir que amamos a Dios y vivir practicando el pecado es una gran mentira, la palabra de Dios dice que Él es tres veces Santo, por tanto, una persona que ama a Dios tendría que esforzarse por vivir una vida santa, sin mancha.

 

Ser santo no debería ser una carga; cuando hay amor se convierte en una hermosa lucha de ser diferente al resto y esforzase por hacer lo correcto, es el amor puro que impulsa a cambiar. No se trata de ser perfecto, seguir una lista de reglas y lineamientos, sino, de luchar por parecerse al Padre, esforzarse para agradarle con nuestra vida.

 

No esperes crecer en  santidad si ocupas poco tiempo a solas con Dios y no tomas en serio su palabra. Este tiempo te animo a pedirle perdón si has ignorado este tema y tomar la decisión de agradar a Dios viviendo en santidad.

 

Fuente: CVC La Voz.

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