Muchas veces actuamos de forma impulsiva y esto es a causa de ser impudentes porque no pensamos en las consecuencias de las decisiones tomadas.
Ser prudente es una virtud que consiste en discernir lo bueno de lo malo cuando tomamos una decisión o actuamos ante una situación.
En nuestros días podemos encontrar libros en los que te dan una serie de pasos para poder ser prudente o personas que te darán consejos para alcanzar la prudencia. Hoy quiero darte a conocer lo que tienes que hacer para poder ser sensato en todo lo que emprendas cada día como persona y creyente.
“Voy a decirles a quién se parece todo el que viene a mí, y oye mis palabras y las pone en práctica:”. Lucas 6:47 (NVI)
Buscar a Dios: Es reconocer que cada día necesítanos de su presencia, esto implica poner nuestra mente y corazón en Él.
Oír la voz de Dios: No sólo se trata de escuchar, sino de poner toda nuestra atención a lo que nos manda en su palabra. Uno tiene que estar dispuesto a obedecer para poder escuchar la voz de Dios.
Poner en práctica lo que el Señor nos manda su palabra: La Biblia tiene instrucciones que debemos cumplir por nuestro propio bien, un hombre prudente es aquel que cumple con lo que el Señor manda en su palabra.
Dios mismo nos muestra lo que se necesita para ser prudente, cada día proponte en tu corazón buscar, oír y hacer lo que el Señor manda para que tomes decisiones correctas que estén dentro de su voluntad.
“Los imprudentes son herederos de la necedad; los prudentes se rodean de conocimientos”. Proverbios 14:18 (DHH)
Por Miguel Ángel Veizaga